La vivienda para el teletrabajo

Hay muchos paradigmas en cuanto a lo que será la economía y la forma de vida en la etapa posterior a la crisis generada por la pandemia del Coronavirus. Las dimensiones de sociales, económicas, y políticas, por citar las principales, han sido empujadas a cambiar.

Hemos conocido el concepto de expertos en desarrollo del talento humano, ampliamente posicionando la premisa que, “en cualquier organización, la diferencia la hacen las personas”. Un computador muy potente, moderno y eficiente, lo puede tener muchas empresas a la vez, o sea que ello no hace la diferencia competitiva. En cambio, un profesional con alta formación, que domina tecnologías avanzadas, con experiencia práctica, inteligencia emocional, entre otras cualidades, solo lo puede tener una empresa a la vez.

Otro ejemplo, más aterrizado a las necesidades de nuestro país, lo podríamos encontrar con una persona que trabaja haciendo aseo en los hogares. Personas honradas, eficientes, haciendo uso racional de los productos para la limpieza, que sean conscientes que debemos proteger el medioambiente, que se prepare permanentemente para aprender a manejar las nuevas tecnologías con las que vienen hoy los electrodomésticos; una persona con estas cualidades solo puede trabajar a la vez en un hogar o una organización.

Así las cosas, hoy el recurso más importante para competir en la economía y hacerla crecer, le toca trabajar desde sus casas. En la década del 70, el físico Jack Nilles, en los EE. UU., en plena crisis del petróleo, tuvo la primera idea de “llevar el trabajo al trabajador y no el trabajador al trabajo”, tras lo cual creó el concepto de “telecommuting”.

En Latinoamérica, Argentina y Brasil son los más avanzados en la estrategia del teletrabajo, la cual vienen implementando desde el año 2003 (18 años). Al año 2019, Brasil contaba con 15 millones de teletrabajadores y Argentina con un poco más de un millón. El caso de México, que empezó a implementar la estrategia mucho más tarde, completó el año pasado 2,6 millones de trabajadores en dicha modalidad (fuente: www.teletrabajo.gov.co)

Colombia con sólo 122 mil trabajadores remotos, ha tenido un desarrollo mucho más lento. Por esto, se cree que la entrada de la cuarentena y las medidas de aislamiento obligatorio de la mayoría de la población colombiana ha generado muchos traumas en las empresas y organizaciones de la economía y la sociedad.

Al juzgar por las variadas anécdotas que hemos visto en este mes de confinamiento, en sesiones de teletrabajo, los colombianos nos encontramos de repente con el trabajo virtual. Micrófonos y cámaras abiertas y sin control por los usuarios, alumnos hablando mal de su profesor, el ruido externo e interno de las viviendas, la mala presentación personal, la débil conectividad del Internet, etc. han caracterizado gran parte del teletrabajo en el confinamiento. Esto no quiere decir que muchos trabajadores y sus organizaciones no se estén adaptando bien al nuevo paradigma. Sin embargo, los retos que quedan son muy grandes para hacer del teletrabajo un nuevo modo de vida y parte de un sistema de producción moderno y efectivo para las empresas.

De lo anterior se desprende la importancia de enfocar nuevas inversiones en dos políticas públicas: La de vivienda y la de tecnologías de información y comunicaciones. En la primera, es urgente que el gobierno y el sector privado ajusten la forma en que se viene desarrollando la vivienda de interés social (prioritario) en Colombia. ¿Se ha preguntado qué tan amplia y de buena calidad es la vivienda de la mayoría de los trabajadores colombianos?. Viviendas de 30 metros cuadrados, donde viven más de 4 personas y varias familias. ¿Cómo podría hacer teletrabajo una persona desde ese tipo de vivienda?. Otras son viviendas muy antiguas, casas subdivididas y deterioradas (déficit cualitativo), lo que demandaría altas inversiones en programas de mejoramiento de vivienda y de barrios.

Finalmente, y de acuerdo con el diario La República, Colombia y en general América Latina, tiene las velocidades más bajas de internet del mundo. Mientras Singapur y Suecia en los primeros lugares tienen hasta 60 megabits por segundo (mbps), Colombia en el puesto 114 de 176 países medidos, obtuvo 3,5 mbps. El internet de Panamá y Puerto Rico es el mejor de América Latina con 7,05 y 6,88 mbps respectivamente.

Por: Jesús Saldarriaga, gerente regional Analdex Eje Cafetero