Colombia mantiene un crecimiento positivo en medio de la desaceleración económica del país.
De acuerdo con el DANE, Colombia cerró el cuarto trimestre del 2022 con una variación de 2.9% respecto al mismo trimestre del año pasado y una variación anual de 7.5% frente a 2021, ubicándose como el país con el mayor crecimiento de la OCDE en América Latina.
Desde el enfoque del gasto cabe resaltar que el último trimestre del año presentó un crecimiento de 2.2%, este incremento se dio principalmente por el crecimiento en el consumo de los hogares colombianos, el cual representó un 4.3%. Al respecto, Javier Díaz Molina, Presidente Ejecutivo de Analdex señaló que ya se siente el impacto del incremento en las tasas de interés, generando así un freno en la demanda en los hogares colombianos: «A pesar de haber tenido una desaceleración en el último periodo de 2022 seguimos teniendo un crecimiento positivo. Igualmente comenzamos a ver un incremento de las tasas de interés las cuales afectan el consumo interno de los hogares y una desaceleración en los países que son nuestros principales socios comerciales «.
Las cifras publicadas representan un reto importante, ya que es exigen que el país tenga un buen desempeño exportador y allí pueden incidir factores exógenos. De acuerdo con el Director de Asuntos Económicos de Analdex, Giovanni Gómez, las exportaciones serán determinantes este 2023: «Las exportaciones jugarán un papel clave por varias razones, la primera es que ayudarán a incrementar los ingresos del país y dependerán de cómo se comporte el mercado internacional. Adicionalmente, es posible que las importaciones se desaceleren este año, esto como consecuencia de la devaluación de la moneda, además por una alta tasa de interés que frena el consumo de los hogares y la inversión de algunos sectores que están trayendo maquinaria y bienes de capital al país.»
Los pronósticos del Banco de la República señalan que este año la variación anual será de 0.2%. De acuerdo con Leonardo Villar, gerente del Banco de la República, mantener un ritmo de crecimiento como el de 2022 generaría un fuerte desequilibrio y, por ende, presiones inflacionarias.