En reactivación económica, el comercio exterior será un motor de crecimiento
El comercio exterior enfrenta una coyuntura adversa desde el 2018. Los dos principales socios comerciales de Colombia, y las dos economías más grandes del mundo, profundizaron una guerra comercial que a su vez generó un escenario de desaceleración de la economía mundial, contracción de la demanda, caída de precios internacionales, todo lo cual se tradujo en un deterioro del comercio mundial.
El país logró navegar en medio de esa situación, revirtió la tendencia que traía del primer semestre y cerró 2019 con exportaciones de bienes y servicios no minero energéticos superiores a los US$25.000 millones, registrando un leve crecimiento del 1,1%.
Para hacerle frente a estos desafíos y mejorar el desempeño exportador, iniciamos el 2020 con mucho optimismo y con un plan de acción robustecido (principalmente en las regiones, y con el lanzamiento de programas de intervención en las mipymes para fortalecer sus capacidades exportadoras), con el que estábamos seguros saldríamos ganadores. Sin embargo, llegó el Covid-19 y enfrentamos desafíos sin precedentes. El más importante, darle al comercio exterior el rol protagónico en la agenda nacional, no sólo en el marco de esta coyuntura en la que quedó demostrado que es un instrumento clave para garantizar el abastecimiento, sino también como palanca de crecimiento, generación de empleo y reactivación del aparato productivo.
En medio de esta crisis, la internacionalización nos muestra un sin número de oportunidades para aprovechar. Por eso, trabajamos en un modelo de reactivación económica, en el que se incluyen cinco ejes o palancas del comercio exterior e inversión, que permitirán mitigar el impacto económico de la emergencia que enfrentamos.
Uno de ellos aborda instrumentos que faciliten el acceso a factores de producción, nacionales y extranjeros, disminuyendo costos de producción y mejorando la competitividad del sector productivo. El objetivo es incentivar la producción de bienes y servicios con destino a los mercados nacionales e internacionales.
Un segundo gran eje es la promoción de las exportaciones de servicios basados en el conocimiento. Ahí tenemos una enorme posibilidad de desarrollo del talento humano, encadenamientos productivos, impulso al empleo y a las exportaciones. Por eso, trabajamos en el fortalecimiento de las empresas de este sector, así como en sus capacidades exportadoras.
Avanzamos en la actualización del Plan Vallejo de servicios flexibilizando el instrumento y ampliando los servicios beneficiados. Y para impulsar las industrias 4.0, se desarrolla un modelo de zonas francas 4.0 que incorporará una modernización acorde con las actividades que pretendemos impulsar, así como la habilitación del comercio electrónico para permitir creación de centros de distribución apalancados en el instrumento.
Una tercera palanca, y ganador indiscutible en esta contingencia, es el comercio electrónico. De la mano con distintas entidades del Gobierno y el sector privado trabajamos para potencializar el uso de este canal por medio de la articulación de programas que cierren brechas empresariales para la apropiación y promoción del e-commerce. Dentro de estos programas se encuentran Colombia a un Clic, Compra lo Nuestro, Sofistica, Yo me quedo en mi negocio, y otras iniciativas que se sumarán para aumentar el impacto que tendría cada uno de manera aislada.
Además, evaluamos mejoras regulatorias pendientes, como el derecho de reversión, la armonización de los valores mínimos, una posible definición y responsabilidad de las plataformas de marketplace y la opción de autorizar a las pasarelas de pago para canalizar operaciones de comercio exterior.
Un cuarto eje tiene que ver con las nuevas oportunidades comerciales que la coyuntura sacó a la luz, derivado del cambio en las tendencias de consumo y el reacomodo de las cadenas de valor, en donde las regionales tendrán mayor relevancia. El objetivo es posicionar al país como nuevo proveedor estratégico de bienes y servicios para algunos mercados. Con el liderazgo de ProColombia se valida un ejercicio que responde estas preguntas: ¿Qué vamos a vender, quién lo va a vender, dónde, a quién vamos a vender y cómo?
El quinto elemento es la inversión extranjera de eficiencia, que apalanca exportaciones, genera empleo de calidad, encadenamientos, proveeduría local y transfiere capacidades y tecnología.
Evaluamos tres ejes: herramientas de facilitación de inversión y clima de negocios, a través de instrumentos como la Ventanilla Única de Inversión (VUI). Un segundo eje es la relocalización de empresas, que contempla herramientas tanto tributarias como no tributarias. Y se evalúan instrumentos sectoriales y regionales para atraer una mayor inversión extranjera de eficiencia.
Sin duda, estos instrumentos aportarán en el proceso de reactivación de la economía en la etapa post Covid-19. Estamos ante una gran oportunidad que no podemos desaprovechar y para ello, queremos contar con los esfuerzos articulados del sector público, privado, academia, entes territoriales. Depende de todos.
Por: Laura Valdivieso, viceministra de comercio exterior